Modelos organizacionales con un enfoque de sistemas
Según Robbins (2005), el valor consiste en las características, los rasgos y atributos de desempeño o cualquier otro aspecto por los cuales los clientes están dispuestos a entregar recursos, que generalmente redundan en dinero. Por su parte Porter (2001) define el valor como la suma de los beneficios percibidos que el cliente recibe menos los costos percibidos por él al adquirir y usar un producto o servicio.
Adicionalmente, Porter (2005) propuso la cadena de valor como la principal herramienta para identificar fuentes de generación de valor para el cliente. En esta cadena de valor cada empresa realiza diferentes actividades para diseñar, producir, comercializar, entregar y apoyar su producto o servicio; La cadena de valor identifica nueve actividades estratégicas de la empresa, por medio de las cuales se puede crear valor para los clientes. Estas nueve actividades se dividen de la siguiente manera, cinco actividades primarias y 4 de apoyo como en la siguiente figura:
Por otra parte, Anderton y Checkland, citados en Wilson (1993), plantean el modelo de una empresa como un sistema con cuatro subsistemas: 1) el proceso de transformación de entradas y salidas; 2) el soporte representa las funciones de servicios requeridas para apoyar el proceso de transformación y otras actividades en la empresa; 3) la gestión (planeación, monitoreo y control, PMC) que guía la operación del resto de los procesos para adaptarse al ambiente que monitorea el eslabón de vinculación, y 4) vinculación, que incluye un conjunto de actividades que conectan a la empresa con su ambiente.
Asimismo Rummler (2004) Establece que cada negocio se parece al siguiente diagrama:
Este modelo presenta una manera diferente de conceptualizar las organizaciones, es decir, como un sistema.
Por ultimo, Tosti (2001) propone el modelo organizacional SCAN, en el cual enfatiza mas elementos del análisis de las condiciones externas previas y de los resultados medidos en términos de los destinatarios de la acción organizacional. Este modelo considera 3 niveles: organización, operaciones y personas, y diferencia cinco componentes del ciclo del sistema: 1) condiciones iniciales; 2) inputs internos como la estrategia, demanda y dirección; 3) Proesos; 4) outcomes o productos y 5) consecuencias para el trabajador.
Una distinción muy importante entre la manera tradicional de ver las organizaciones como funciones y como un sistema es que esta ultima reconoce que para proporcionar un producto o servicio valorado al cliente el trabajo fluye horizontalmente a través de las funciones de una organización. Esta implícito que independientemente de las fronteras funcionales, los participantes en estas actividades deben comunicarse y colaborar mediante lineas de organización para realizar sus tareas.
Desde este enfoque se resalta la importancia de los procesos, ya que son el medio para articular y organizar el trabajo; esto es, primero para que el trabajo sea realizado con eficacia y de manera eficiente, y segundo, para que el trabajo pueda ser gestionado eficazmente; lo cual es nuevo, porque en el pasado el énfasis principal en la organización del trabajo ha sido el funcionamiento, mientras que la dirección ha sido olvidada (Rummler, Ramias y Rummler, 2006)
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